jueves, 14 de julio de 2016

JOSÉ MARI BIENVENIDO

  
En medio del estío vacacional la Delegación Diocesana de Misiones de la Diócesis de Mérida-Badajoz ha recibido la grata visita de uno de nuestros misioneros y no viene de paso, viene para quedarse entre nosotros, regresa a su Diócesis que lo vio nacer. Como podéis imaginar esta vuelta a su casa produce en nosotros una grata alegría. Y no vuelve con las manos vacías, no, vuelve con las manos llenas de una labor larga y ardua desarrollada en tierras hispanoamericanas. Vuelve recién cumplidas sus Bodas de Oro Sacerdotales.


            José María Galán Becerra, natural de Hornachos, nace el 30 de septiembre de 1.941. Desde pequeño sintió a Jesucristo como algo especial en su vida e ingresa en nuestro Seminario Diocesano de San Atón donde cursa los primeros años en el Seminario Menor y la Filosofía en el Mayor. Los estudios teológicos los realiza en Madrid en el Seminario Hispanoamericano hoy desaparecido. A lo largo de este tiempo, principalmente en teología siente la vocación específica misionera. Recibe la ordenación sacerdotal en la Diócesis el 27 de junio de 1.965 rigiendo la Diócesis D. Doroteo Fernández y Fernández
            Sus primeros pasos apostólicos los desarrolla por breve tiempo en Higuera de Llerena donde es enviado por el Sr. Obispo.
            Unidos a otros cinco compañeros sacerdotes diocesanos son enviados, a través de la OCSHA a Costa Rica previa petición del Obispo Monseñor Arrieta. A simple vista podía parecer una frivolidad, una especie de aventura, pero no lo fue, consistió en una opción. Iban como discípulos-misioneros y testigos del Evangelio. Arriesgasteis y apostasteis por Jesús y su sueño: “Id por todo el mundo a anunciar el Evangelio”.            Después de varios años en Costa Rica donde trabaja en diversas parroquias,  vive y trabaja durante un buen puñado de años desarrollando su existencia sacerdotal.  Se traslada a petición del Obispo de la Diócesis de Ponce a Puerto Rico, donde también ha desarrollado su labor pastoral en diversas parroquias, resaltando su entrega a formar Comunidades Neocatecumenales.  Su vocación misionera le ha producido grandes alegrías como ha sido el poder compartir su vida con otros hermanos de diferente cultura.
Tanto en Costa Rica como en Puerto Rico ha sido muy feliz. La Misión ha llenado el sentido de su vida y le ha ayudado a sentirse realizado como persona y como cristiano.

            Amigo José Marí: Estamos muy contentos de tu vuelta, siéntete acogido por esta Delegación y por la Diócesis a la que siempre perteneciste. Te deseamos buena estancia junto a tus hermanos, hermanas, sobrinos y familia.

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