jueves, 25 de agosto de 2016

Encuentro con los hermanos y hermanas misioneros de Perú


Del 24 de julio al 15 de agosto los he pasado  en  Perú  visitando  a nuestros hermanos: Fernando Cintas,  Manolo Vélez,   Antonio Sáenz,  Juan Andrés,  César,  que junto con  nuestras hermanas: Isabel, Glafira, Rosa, Judí, Roció  y Caty,  Hijas de la Virgen para la Formación Cristiana,  forman el grupo   de nuestra Iglesia de Mérida - Badajoz que están como misioneros y misioneras en el país andino desde hace más de treinta años.

Con ellos he visitado sus parroquias y sus distintas comunidades dando comienzo por las que sirve Manolo Vélez, Llanacora donde pasé un par de días, allí estaba Coro, la veterana misionera que emplea sus vacaciones para servir y colaborar en  varios proyecto que lleva en la Diócesis de Chachapoyas desde hace más de una década; en esta ocasión se encontraban en Cajamarca con las hermanas:  Hijas de María Madre de la Iglesia, (también paisanas nuestra fundadora Beata Matilde) que llevan una gran obra en Baños del Inca Cajamarca. También visitamos  la Comunidad de  Shaullo Grande para ver las obras de  la Iglesia que,  gracias a la ayuda del Fondo de Solidaridad Diocesano, esa comunidad está construyendo.

 De allí pasamos a Celendín para estar con Antonio Sáenz y celebrar con él las Fiestas Patria y las Fiestas Patronales. Allí coincidí, ellos ya de vuelta del itinerario que yo empezaba, con nuestros amigos: José Rubio, Sonia, Gema, Isabel y Carmen,
que como en otras ocasiones, inquietos y preocupados por  la misión Ad Gente han vuelto para pasar un mes con los sacerdotes y religiosas   de nuestra diócesis colaborando con ellos en todo lo que conlleva la Misión.  
A los dos días Antonio nos llevó a orillas del Marañón, línea divisoria entre  la Jurisdicción de Celendín y Leymebamba, ambas parroquias de diócesis distintas,  (Cajamarca y Chachapoyas)  y donde nos recogió Juan Andrés y David, el Ángel de la Guarda del padre,  que venían de celebrar en Chacantos. Sacamos las viandas, y celebramos el encuentro gozoso comiendo debajo de un MANGO, que nos supo a Gloria;  terminada la comida Antonio se volvió a Celendín y nosotros nos marchamos a Leymebamba  pasando por el Calla Calla, que nunca me acostumbro,  aunque tengo que decir que es espectacular todo el camino. Al fin llegamos sanos y salvos a  Leymebamba.  Aquí  y en los alrededores nos pasamos unos días compartiendo Misa y mesa  en Palmira, Dos de Mayo y Montevideo.

Nos marchamos a Chachapoyas para  visitar al Sr. Obispo D. Emiliano y a Caty, allí esperamos a César que venía de visitar las comunidades más lejanas  de sus parroquia y que se había pasado ocho días con muchas horas de carro, mulas,  y a pie,  para poder visitarlos a todos. Ese mismo día, después de comer con  Caty  nos marchamos a Rodríguez de  Mendoza.

Allí me pasé unos días con César, conviviendo y visitando algunas de las comunidades más cercana:  Omia,  Los Olivos donde la Titular es la Virgen de Gracia, donada por la Comunidad de Oliva de la Frontera , es  una excelente talla (hecha por nuestro amigo José M. Gamero Gil),   que ellos la veneran con mucha devoción y fe.
Misas por difuntos recientes con sus correspondientes suculentas cenas celebrativas.

El domingo a las siete en la radio, en un programa que tiene los domingos César. Después  camino de Huambo para desayunar con las hermanas y celebrar la Eucaristía con la Comunidad Parroquial, ¡Que gusto celebrar  en esa comunidad!  Vuelta a Mendoza para Celebrar la Misa  Parroquial. Después de la comida  vinimos a dormir al Convento de nuestras hermanas en Chacha, allí nos alojó Caty y compartimos cena y  comida del día siguiente con: Caty, Juan Andrés, Coro, David, César y un servidor. Después de los postres, brindis y fotos, dejamos a César, que intervenía en la Formación Permanente del Clero de Chacha, que daba comienzo al otro día y nosotros  vinimos a Leymebamba. 

Y cuando se cumplió el tiempo me llevaron a Chacantos, no sin antes pasar por el Calla Calla,  donde nos esperaba otra vez Antonio Sáenz,
 Nos fuimos a una casa y abrimos las mochilas y sacamos: la tortilla de Patatas, filetes de pollos empanados, que nos había preparado Coro, y algunas latas que teníamos de reserva y comenzamos el festín. Terminado el banquete Antonio,  Lázaro, su compañero y yo nos volvimos a Celendín, como estaba previsto para pasar unos días con Antonio que resultó para mí muy interesante tanto por nuestras largas charlas como la despedía en Aguadulce con aquella comunidad encantadora a muchos metros de altitud y acceso endiablado
El día doce me llevó a Cajamarca, saludamos al Obispo y Antonio me despidió en el aeropuerto rumbo a Lima.

En Lima me marché con las Hermanas: Isabel, Glafira, Judi y Rocio y Nuestra Coro que había llegado esa mañana con Juan Andrés que aprovechó para resolver algunos asuntos en Lima, allí estuvimos unos días conviviendo y celebrando acontecimientos. Allí nos juntamos con Fernando Cintas, el Decano de los Misioneros de Perú con más de tres décadas de permanencia en tierras peruanas, se encuentra en Mala a pocos kilómetros de Lima en la Costa del Pacífico. Comimos ese día con las hermanas que abrieron su mesa, como siempre, a los nueve comensales que ese día éramos, con palabras de Fernando, que me ponía en un correo, podemos definir el encuentro: “Gracias a las hermanas y a todos vosotros por el  día tan estupendo que hemos pasado”.
 Y el día 15 tomé el avión con destino  a España aterrizando en la T4 a los 14,30 minutos
Amigos y amigas   han sido muchos  los acontecimientos y experiencias vividas  en esos 21 días que he compartido y vivido  entre vosotros, ciertamente la estoy recordado  con nostalgia y cariño mi paso por: Lima, Cajamarca, Celendín,   Leymebamba,  Chachapoyas, Rodríguez de Mendoza y las respectivas parroquias y comunidades con las que he convivido y en las que he  celebrado  la Eucaristía y  otras Celebraciones, en ellas era obligado, porque ellos lo exigían, manifestarle el saludo, el  recuerdo y el cariño  de los padres que por la Misión pasaron; Ángel Maya, Antonio León, Isidro Luengo, José A. Ardila, (P.Josely), Diego Isidoro y Federico Gragera, (P.Fede) , sin olvidar a Leonardo que pasó un tiempo con Josely en Sorochuco. Ante este saludo  mencionando a los sacerdotes, ellos respondían con un cerrado aplauso….; por todo esto y otras muchas razones similares, tengo que decir que, una vez más,  mi paso por esas tierras, como en otras ocasiones,  ha supuesto una experiencia espiritual fuerte  e importante en mi vida. Si Dios quiere, no será la última vez que vuelva a estar entre vosotras y vosotros.
Soy consciente que son muchas cosas importantes las  que me quedo por contar y decir,  por eso,  parangonando a un personaje de Campoamor,  solo me queda decir que  “Cuantas cosas os  diría si yo supiera escribir”.


No hay comentarios: